DIOS DIJO:


“Entonces dijo Dios:

He aquí que os doy

toda planta que da semilla,

que existe sobre la faz de la Tierra

y todos los árboles portadores

de frutos que dan semillas.

Estos deben serviros de alimento.



Y a todos los animales del campo,

a todas las aves del cielo

y a todo cuanto se mueve

sobre la tierra y que posee aliento vital, les doy toda hierba verde

como alimento.

Y así sucedió. Entonces vió Dios todo cuanto había hecho:

Y he aquí que estaba muy bien“.



Génesis 1,29-31


Prólogo


Los textos de la Biblia nacieron en el transcurso de siglos. Los hombres escribieron lo que había sido transmitido por la tradición y lo que correspondía a sus propias ideas, que a menudo eran poco compatibles con Dios. Así ha sucedido por ejemplo en lo concerniente a la rapiña sangrienta de cadáveres de animales que supuestamente Moisés llevó a cabo en las celebraciones ante los altares expiatorios. Lo mismo sucede también en el Antiguo Testamento con muchas “instrucciones de Dios“ de cometer infanticidio, robos con asesinato e incluso genocidio, de modo que los nazis se pudieron remitir sin escrúpulos a la Biblia para justificar sus crí­menes, al igual que Martín Lutero para justificar sus sentencias, o al igual que lo hace pocos años un instigador de la guerra de nacionalidad yugoslava.

También el Nuevo Testamento es una obra humana, una recopilación de textos, de cuya compilación resultaron las “Sagradas Escrituras” por decreto eclesiástico. Muchas cosas que de la misma manera habrían de haber sido “sagradas” no encontraron ninguna inclusión en ellas. Mucho de lo que enseñó Jesús de Nazaret permaneció oculto en escritos apócrifos y no fue recogido en la recopilación de los escritos que hoy nos son presentados como evangelio oficial.

Cuando hace aproximadamente 1600 años Jerónimo realizó la primera traducción completa (al latín) de la Biblia por encargo del Papa, estuvo bajo la gran presión del poder eclesiástico y de las fuerzas políticas que estaban surgiendo. Temas como la reencarnación, la ley de siembra y cosecha y las enseñanzas del Nazareno acerca de una relación pacífica de los hombres con los animales, no encontraron ningún lugar en la Biblia eclesiástica. Que Jerónimo conocía bien el amor de Jesús por los animales, lo demuestra claramente la cita de esta página.

Aunque en la Biblia oficial fueran silenciadas muchas cosas, la verdad sale a la luz. Este folleto también contribuirá a ello.

Con esta reunión de citas queremos mos­trar la conexión con el cristianismo originario y rehabilitar a Jesús como amigo de los animales. ¿Quién quiere ayudar a difundir esta verdad?



“EL PLACER POR LA CARNE ERA DESCONOCIDO HASTA EL DILUVIO UNIVERSAL;
PERO DESDE EL DILUVIO SE HOS HAN EMBUTIDO
LAS FIBRAS Y LOS JUGOS PESTILENTES DE LA CARNE ANIMAL...



JESUCRISTO, QUE APARECIÓ CUANDO SE CUMPLIÓ EL TIEMPO, VOLVIÓ A UNIR EL FINAL CON
EL PRINCIPIO, DE MANERA
QUE YA NO NOS ESTÁ PERMITIDO COMER MÁS CARNE”.



Jerónimo (331 – 420)

(Adversus Jovinanum 1,30)




Palabras de los profetas
en contra de los sacrificios de animales y del comer carne


Al lector de la Biblia se le hace creer en numerosas páginas sobre Moisés, que Dios quería que los animales fueran torturados y sacrificados para complacerle. Estos textos fueron tan habilidosamente manipulados, que los creyentes tenían que creer que Dios era un ser perverso, brutal, carente de amor e iracundo, que se alegraba de la matanza brutal y sin sentido de los animales. Quién crea que esto es la palabra de Dios, como lo pretende una de las grandes instituciones, cae en la trampa del oscurecimiento de la verdad. Sin embargo, quien lea exactamente a los profetas, encontrará incluso en la Biblia no pocas palabras verdaderas de Dios que escaparon claramente a los “correctores“ y falsificadores de los escritos :

Oseas
“Sus sacrificios de animales y el consumo de la carne me son abominables y el Señor no se complace en ello, sino que se acordará de su iniquidad y los castigará por sus pecados“.

Oseas 8, 13

Isaías
“Quien inmola a un toro es como quien ma­ta a un hombre; quien sacrifica a una oveja es como si estrangula a un perro; quien presenta víctimas para alimento es como el que ofrece sangre de cerdo; quien quema incienso es como si ensalza a un ídolo. Estas cosas eligen en sus caminos y sus almas se complacen en sus abominaciones”.
Isaías 66,3


Amós
“Yo aborrezco y rechazo con desprecio vuestras fiestas y no me complace el olor de vuestras asambleas. Y tanto si me ofrecéis holocaustos como oblaciones, no gustaré de ellos; tampoco me complace ver vuestros sacrificios de agradecimiento más exquisitos. ¡Aparta de mí el griterío de tus cantares, pues no me gusta oír la música de tu lira! Pero que se manifieste la Justicia discurriendo como el agua y la rectitud como una corriente poderosa“.

Amós 5, 21-24



Jeremías
“¿Qué me importa el incienso de los reinos árabes y la caña aromática procedente de tierras lejanas? Vuestros holocaustos no me son aceptos y vuestros sacrificios no me agradan“.

Jeremías 6,20



Isaías
“¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios?“ Dice Yavé. “Estoy harto de holocaustos de carneros y de grasa de cebones, y no me complazco en la sangre de novillos, corderos y machos cabríos. Cuando venís a mostraros ante mí, ¿quién reclama esto de vuestras manos?“

Isaías 1, 11 – 12 y s.



Miqueas
“¿Con qué me reconciliaré con Yavé y me inclinaré ante el Dios de las alturas?¿Me reconciliaré acaso con holocaustos y terneros añales? ¿Acaso se complacerá Yavé en miles de carneros, en miriadas de ríos de aceite? ¿O he de entregarle a mi hijo primogénito, el fruto de mis entrañas, por mi prevaricación, por el pecado de mi alma? Dicho está, oh hombre, lo que es bueno y lo que el Señor reclama de ti no es otra cosa sino mantener la palabra de Dios (que no es idéntica a la palabra de la Biblia), ejercitarte en amar y ser humilde ante tu Dios“.

Miqueas 6, 6 – 8



Isaías
“Y cuando me extendéis vuestras manos, aparto mis ojos de vosotros; y aunque mul­tipliquéis las plegarias, no os escucho, pues vuestras manos están llenas de sangre. Lavaos, purificaos, apartad vuestra maldad de delante de mis ojos, cesad de obrar mal, aprended a obrar bien, aspirad a la Justicia y ayudad a los oprimidos ”.

Isaías 1, 15 – 17



Oseas
“Pues deseo amor y no sacrificios y el conocimiento de Dios y no holocaustos“.

Oseas 6, 6



Jeremías
“Pues Yo no hablé a vuestros padres ni les dí orden alguna el día que los saqué de Egipto sobre holocaustos ni otros sacrificios“. Jeremías 7, 22

“Si tuviera hambre no te lo diría, pues mío es el Orbe de la Tierra y todo lo que hay en ella. ¿Piensas que quiero comer carne de toro o beber sangre de chivos?“

Salmo 50, 13 –14

“No te juntes con los borrachos de vino, ni con quienes se deleitan en el consumo de la carne“.

Proverbios 23, 20



Jesús de Nazaret habló en contra
de los sacrificios de animales



“He venido para abolir los sacrificios, y si no cesáis de sacrificar, la ira de Dios (la ley de causa y efecto) tampoco os dejará“.

Palabras de Jesús, cit. por Epifanio, Panarion 3,16


“Yo quiero misericordia y no sacrificios“.

N.T. Mateo 9, 13



“¿Es que no está escrito: Mi casa ha de ser llamada casa de oración para todos los pueblos? ¡Mas vosotros habéis hecho de ella una cueva de ladrones!”

Jesús en Mateo 11, 17



Los apóstoles eran vegetarianos



Para saber lo que Jesús enseñó sobre el tema del amor a los animales y a la alimentación sin carne, es de provecho saber cómo lo cumplieron sus apóstoles y discípulos. Algunos textos an­tiguos, que de forma significativa no fueron acogidos en el canon de la Biblia, nos dicen lo siguiente al respecto:

Pedro
“Yo vivo de pan y olivas, a las que sólo en ocasiones añado alguna verdura”.

Homilías clementinas XII, 6 ; rec. VII, 6

Pablo
“Jesús me ordenó que no comiera nin­guna carne ni bebiera ningún vino, sino sólo pan, agua y frutos, para que me halle puro cuando quiera hablar conmigo“.

Toledoth Jeschu, Edición Krauss,
Berlín 1902, pág. 113, Palabras de Pablo

Mateo
“Mateo vivía de granos, frutos de árboles y verduras, sin carne”.

Clemente de Alejandría,

Paidagogus II, 1, 16


Juan
“Juan no comió nunca carne”.

Hegesipo, historiador de la Iglesia, según Eusebio. Historia de la Iglesia II, 3


Santiago
“Santiago, el hermano del Señor, vivía de semillas y plantas, y no probó ni la carne ni el vino”. Epístolas a Fausto XXII, 3





También los Padres de la Iglesia

advirtieron sobre el

consumo de la carne

Los Padres de la Iglesia o redactores de la Iglesia conocían todavía las fuentes y los manuscritos más antiguos y citaban de ellos. Muchos de ellos habían vivido ya entonces de forma vegetariana/vegana y se habían abstenido del alcohol, o bien recomendaron este tipo de vida. De ello podemos recibir informaciones sobre la alimentación de los primeros cristianos.



Juan Crisóstomo

acerca de un grupo de cristianos ejemplares

354-407

“Entre ellos no hay ningún derramamiento de sangre; ningún animal es matado ni troceado; entre ellos no se huele el espantoso olor de la comida de carne..., no se oye ningún alboroto ni ruido tumultuoso. Comen sólo pan, que se ganan con su trabajo, y agua, que les ofrece una fuente pura. Si desean una comida más abundante, se complacen con frutos, y en ellos encuentran un placer más grande que ante la mesa de un rey”. Homilía 69



Clemente de Alejandría

“¿No existe, pues, en el marco de una sencillez moderada una diversidad de comidas sanas: verduras, raíces, olivas, hortalizas, leche, queso, frutas y toda clase de alimentos secos? Entre los alimentos son preferibles aquellos que pueden consumirse directamente sin necesidad de cocerlos, pues en todo momento se nos ofrecen listos para ser comidos y son los más sencillos. Por este motivo el apóstol Mateo vivía de semillas, frutos de piel dura y verdura, sin carne. Y Juan, que guardaba la temperancia en grado supremo, comía brotes de hojas y miel silvestre. Pero los sacrificios sangrientos, así lo creo, fueron descubiertos sólo por los hombres que buscaban un pretexto para comer carne, que también hubieran podido tener sin este tipo de idolatría“.

Clemente de Alejandría, Paidagogus II



Quinto Séptimo Tertuliano

(aprox. 160-221)

Tertuliano defendió a menudo a los cristianos cuando eran acusados de practicar sacrificios humanos.“¿Cómo debo calificar vuestra creencia de que codiciemos la sangre humana, cuando sabéis que aborrecemos la sangre animal?“

Apol. Cap. 9; Cit. S. Robert Springer, pág.292



Gregorio de Nicea

Padre de la Iglesia de Capadocia

“La siembra del buen padre es sin embargo el buen trigo, del cual hornea el pan... La glotonería de las comidas de carne es una injusticia infamante y deseo que aspiréis sobre todo a ofrecer a vuestra alma un alimento de duración eterna”.

Robert Springer, Enkarpa, 1884



Jerónimo

“Sería mejor que no comieras ninguna carne ni bebieras ningún vino. Pues el uso del vino comenzó con el comer carne, después del diluvio universal“.

“Comidas inofensivas son comidas que son obtenidas sin el derramamiento de sangre”.

„El placer por la carne, por beber vino y saturar el estómago son los semilleros de la conscupiscencia“.

Jerónimo, Adversus Jovinanum 1, 30



Aurelio Agustino

(354-430)

Padre de la Iglesia y el instructor de la Iglesia más grande de la antigüedad, vivía también sólo de alimentos vegetales. El atribuía al consumo de la carne las pasiones funestas de los hombres. En una de sus obras cita a Pablo (Rom. 14, 21), donde este aconseja no comer ninguna carne ni beber ningún vino.

Sobre la verdadera religión II, 161, 168



Basilio el Grande

(354-430)

“El cuerpo que se carga de comidas de carne, es atacado por las enfermedades; un modo de vida moderado lo hace más sano y más fuerte y le corta la raíz al mal. Los olores de las comidas de carne ensombrecen la luz del espíritu. Dificilmente puede amarse la virtud si uno se alegra con los platos y banquetes de carne”.

Basilio el grande, Enkarpa, 1884



“La carne es un alimento contrario a la natualeza, que pertenece a un mundo pasado”.

Homilías clementinas III, 45

“Los cristianos se abstenían de todo alimento animal“.

Plinio en una carta a Trajano, Ep. Lib.X.96



“En el paraíso terrenal

no había ningún vino,

no se sacrificaba a ningún animal,

no se comía ninguna carne”.



“Tanto tiempo como se viva moderadamente, crecerá la dicha de la casa, los animales se encontrarán en seguridad,

no se derramará

ninguna gota de sangre

ni se matará a ningún animal.

El cuchillo del cocinero no se utilizará, la mesa estará cubierta de los frutos que la naturaleza regala

y uno se contentará con ello”.



De las epístolas de Basilio el Grande

(329-379)
cit. según Karl Anders Skriver,

Die vergessenen Anfänge der Schöpfung und des

Christentums (Los comienzos olvidados de la Creación y del cristianismo), pág.123







Los pecados de los hombres


fueron los que hicieron "peligrosos"



a los animales



Los animales salvajes reciben su nombre por su naturaleza salvaje, no porque fueran creados peligrosos desde el principio..., sino que los pecados de los hombres los hicieron peligrosos. Pues al apartarse el hombre del camino, también aquellos le siguieron...

Si el hombre se alza ahora de nuevo a una existencia correspondiente a su naturaleza y no obra más maldades, también aquellos volverán de nuevo a su ser manso original.

Teófilo de Antioquía,

segunda mitad del siglo II





Las criaturas esperan

a que los hombres se muestren

como hijos de Dios



”Sabemos que también toda la creación gime y sufre hasta el momento presente. Las criaturas esperan ansiosas a que los hombres se muestren como hijos de Dios. Pues también la creación debe ser liberada, de la esclavitud del círculo de lo efímero a la libertad originaria de los hijos de Dios“.

Pablo, en Rom. 8, 22. 19. 21







El final
del cristianismo interno



El emperador Constantino I

El emperador Constantino I (285-337) favoreció a la Iglesia cristiana, le dio libertad de religión y el año 334 convirtió de hecho esta enseñanza en religión estatal. A cambio la Iglesia le convirtió en santo. Constantino, no obstante, no se diferenció en nada de sus antecesores respecto a las ansias de poder, despotismo y crueldad. Llevó a cabo muchas guerras. Los cristianos originarios que querían permanecer fieles a sus ideales pacifistas, fueron obligados bajo amenaza de tortura a ir a la guerra a favor del emperador. Se dice que a quien no quería co­mer carne, el emperador le hacía embutir plomo líquido en la garganta.

El cristianismo de los orígenes fue con ello practicamente disuelto. “Los cristianos fueron entonces obligados oficialmente a prestar servicio militar, comer animales y beber alcohol“.

Su concepción del cristianismo se la im­puso a la Iglesia en el Concilio de Nicea (325).

Ahora habían de ser adaptados los evangelios al espíritu de la época. Para ello se instituyeron los llamados “correctores”. Las falsificaciones conscientes se realizaron sobre todo después del concilio de Nicea. Cuánto fue cambiado también por Pablo, no se sabe con exactitud, y sólo puede ser sospechado a tenor de algunas citas que nos han sido transmitidas.



La Edad Media

En la Edad Media continuó la persecu­ción de los cristianos que vivían de forma vegetariana/vegana. La Iglesia persiguió a lo largo de todos los siglos a los cristianos originarios que se alimentaban vegetarianamente y no se complacían con la pompa de una Iglesia estatal pagana. La mayoría de ellos fueron desacreditados, calumnia­dos, perseguidos y asesinados por ser herejes y sectarios.

El Padre de la Iglesia Tomás de Aquino sentó los principios filosóficos para la per­secución en la Edad Media. Según su enseñanza, los animales no tiene alma, las mu­jeres por lo demás tampoco. Los cristianos libres “que en el tiempo de la Inquisición se negaban a matar animales, eran obligados bien a matar a un animal públicamente o eran colgados como herejes. En el año 1051 fueron sentenciados a muerte muchos de los denominados herejes porque renun­ciaron a matar gallinas y comérselas”.*

”En la Edad Media hubo muchos grupos que querían regresar a una vida cristiano-originaria“. Por ejemplo los bogumilos o los cátaros/albigenses. Estos vivían de manera vegetariana/vegana. Se comprometían a ”no matar a ningún animal, no comer ninguna carne y a vivir sólo de fru­tos“ (Walter Nigg). Todos ellos fueron ex­terminados de manera cruel por la Iglesia. Muchas personas llevan todavía hoy gra­bados profundamente en el subconsciente aquellos prejuicios eclesiásticos, aun­que crean que piensan de forma progresista; basta con que oigan la palabra ”sec­ta“ para despertar en ellas antiguos pre­juicios, a pesar de no haber ningún motivo para ello.

*Carsten Strelow, Vegetarismo/Veganismo
como partes fundamentales de la cristiandad, pág.55





En la actualidad

“El cristianismo de Iglesia actual, especialmente el católico, no tiene practicamente nada del cristianismo originario auténtico, el nazarenismo, y con ello tampoco nada que ver con la verdadera enseñanza de Jesús, sino que más bien es en primera línea una enseñanza autofabricada que está basada casi exclusivamente en el ejercicio del poder y en conservarlo. Tan sólo con la Inquisición, la quema de brujas, las cruzadas, el odio a los judíos y a las mujeres, así como la cooperación con los nacionalsocialistas en el denominado Tercer Reich, la his­toria de la Iglesia católica está teñida de un rojo sangriento. Mares enteros podrían llenarse con esta sangre.



Los días festivos más importantes de la Iglesia –navidad y pascua de resurrección– son también las fiestas de matanza de animales más grandes del año”.



Carsten Strelow, Vegetarismo/Veganismo
como partes fundamentales de la cristiandad, Pág. 58



“En verdad

os digo

que para ello

he venido al mundo,

para abolir todos

los sacrificios de sangre

y el comer la carne

de los animales y pájaros

sacrificados por los hombres“





El Evangelio de Jesús, Cap. 75,9

Rottweil 1986





El Evangelio

de la vida perfecta



En la escritura apócrifa “El evangelio de la vida perfecta“ puede leerse también cuánto despreciaban la enseñanza del Nazareno los detractores de los animales en la Antigüedad y en la Edad Media.

En el prólogo de la primera edición inglesa (1902) del “Evangelio de la vida perfecta“ (también llamado “Evangelio de los Doce“ o “Evangelio de Jesús“) escribe G.J.R. Ousseley: “Este evangelio de inspiración crística es uno de los do­cumentos de los primeros cristianos más an­tiguo y completo, y está conservado en un monasterio budista del Tibet, donde fue escondido por unos miembros de la comunidad de los Eseos para preservarlo de las manos de los falsificadores“.

En las páginas siguientes hemos elegido algunos capítulos sobre el tema “El amor de Jesús a los animales“.

El Evangelio de la vida perfecta,

Editorial Humata, Bad Homburg

El Evangelio de Jesús, Editorial “La Palabra“ (Das Wort),

Rottweit 1968







¡Ay de los cazadores!


6. Mientras Jesús caminaba con algunos discípulos, se encontró con un hombre que adiestraba perros para la caza de otros animales. Y dijo al hombre: “¿Por qué haces esto?“ Y el hombre contestó: “porque vivo de ello; pues, ¿qué utilidad tienen estos animales? Estos animales son débiles, en cam­bio los perros son fuertes“. Y Jesús le dijo: “te falta sabiduría y amor. He aquí que cada criatura que Dios ha creado tiene su sentido y finalidad. Y ¿quién puede decir que hay de bueno en ellas y qué utilidad tienen para ti o para la humanidad?“

7. “Y para tu sustento: ¡contempla los campos, cómo crecen y son fértiles, y los árboles que dan fruto y las hierbas! ¿Qué más quieres que lo que te da el honesto tra­bajo de tus manos? ¡Ay de los fuertes que hagan mal uso de su fuerza! ¡Ay del astuto que dañe a las criaturas de Dios! ¡Ay de los cazadores!, pues ellos mismos serán cazados“.

8. Y el hombre quedó muy admirado y abandonó el adiestramiento de los perros para la caza y les enseñó a salvar la vida, mas no a destruirla. Y aceptó las enseñanzas de Jesús y se convirtió en discípulo Suyo. (Cap. 14)







Jesús

libera a los animales



1. Aconteció un día, al terminar Jesús Su predicación, que en un lugar cerca de Tibe­ríades, donde hay siete fuentes, un joven trajo conejos vivos y palomas, para que Él los comiera con Sus discípulos.

2. Y Jesús miró al joven con amor y le dijo: “tienes buen corazón y Dios te iluminará, pero, ¿no sabes que Dios en el principio dio al hombre para alimento los frutos de la tierra y no por eso lo creó inferior al mono o al buey, al caballo o a la oveja, para que matara a las demás criaturas y consumiera su carne y su sangre?“

3. “Vosotros créis que Moisés ordenó justificadamente que tales criaturas fuesen sacrificadas y comidas, y así hacéis en el templo; pero ved que hay aquí –y viene– alguien más grande que Moisés, para terminar con los sacrificios de sangre de la Ley y los festines y para restaurar la ofrenda pura y el sacrificio incruento, como era al principio, es decir, los granos y los frutos de la tierra“.

5. “Poned, pues en libertad a estas criaturas, para que se alegren en Dios y no traigan culpa a los hombres“. El joven las liberó y Jesús rompió sus jaulas y sus cuerdas.

6. Sin embargo, he aquí que temían ser cautivadas de nuevo y no querían irse de su lado; pero El les habló y les dijo que se fueran, y obedeciendo Sus palabras se marcharon llenas de alegría“. (Cap. 28)





Liberación de los
pájaros


7. Y un día el Niño Jesús fue a un lugar donde estaba colocada una trampa para pájaros, y algunos muchachos se encontrababan allí. Y Jesús les dijo: “¿quiénes han puesto aquí esta red a las inocentes cria­turas de Dios? He aquí que ellos serán de igual modo atrapados en una red“. Y vio doce gorriones, que estaban como muertos.

8. Y movió Sus manos sobre ellos y les dijo: “id y volad y, mientras viváis, acor­daos de Mí“. Se levantaron y alzaron el vuelo ruidosamente. Los judíos que vieron esto, quedaron maravillados y lo contaron a los sacerdotes. (Cap. 6)







Jesús sana a un caballo


1. Aconteció que el Señor salió de la ciudad, e iba por la montaña con Sus discípulos. Y llegaron a un monte de caminos muy escarpados. Allí encontraron a un hombre con un animal de carga.

2. El caballo se había desplomado a causa de la sobrecarga, y el hombre lo golpeaba hasta hacerle sangrar. Y Jesús se le acercó y le dijo: “tú, hijo de la crueldad, ¿por qué golpeas a tu animal? ¿No ves acaso que es demasiado débil para su carga, y no sabes que sufre?“

3. Pero el hombre respondió: “¿qué tienes que ver Tú con esto? Puedo golpear a mi animal cuanto me plazca; pues me pertenece y lo compré por una buena suma de dinero. Pregunta a los que están contigo, pues son de mi vecindario y lo saben“.

4. Y algunos de los discípulos respondieron diciendo: “sí, Señor, es tal como dice; estábamos presentes mientras compraba el caballo“. Y el Señor respondió: “¿no veis acaso cómo sangra y no oís cómo gime y se lamenta?“, pero ellos respondieron diciendo: “¡no, Señor, no oímos que gima y se lamente!“

10. Y el Señor se entristeció y dijo: “¡ay de vosotros, que por la insensibilidad de vuestro corazón no oís cómo se lamenta y clama piedad al Creador celestial, y tres ve­­ces ay de aquel contra el que clama y se lamenta en su tortura!“

11. Se acercó y tocó al caballo, y el animal se levantó, y sus heridas estaban curadas. Dijo al hombre: “prosigue ahora tu camino y en adelante no lo golpees más, si es que también esperas hallar piedad“.

12. Y viendo a la muchedumbre que venía hacia El, dijo Jesús a Sus discípulos: “por los enfermos estoy enfermo, por los hambrientos sufro hambre, por los sedien­tos sufro sed“.

13. Y dijo también: “he venido para terminar con los sacrificios y las fiestas de san­gre. Si no cesáis de sacrificar y comer carne y sangre de animales, la ira de Dios no cesará de venir sobre vosotros, tal como en el desierto vino sobre vuestros padres, los cuales, ávidos del disfrute de la carne, se llenaron de podredumbre y fueron destrozados por plagas“. (Cap. 21)



Jesús ayuda a un camello


12. Iba Jesús hacia Jerusalén y se encontró con un camello, pesadamente cargado con madera. El camello no la podía arrastrar monte arriba, y el camellero le golpeaba y maltrataba cruelmente, pero no podía hacer avanzar al animal.

13. Y viéndolo Jesús, le dijo: “¿por qué pegas a tu hermano?“ El hombre replicó. „no sabía que fuera mi hermano. ¿No es un animal de carga, hecho para servirme?“

14. Y Jesús dijo: “¿no ha creado el mismo Dios de igual sustancia a este animal y a tus hijos que te sirven?, y ¿no tenéis vosotros el mismo aliento de vida que todos habéis recibido de Dios?“

15. Y el hombre se maravilló mucho de estas palabras. Cesó de golpear al camello y lo liberó de una parte de su carga. Así el camello caminó monte arriba –precedién­do­le Jesús–, sin detenerse hasta el fin de ese día de viaje.

16. Reconoció el camello a Jesús, por sentir el amor de Dios en El. Y el hombre quiso saber más sobre las enseñanzas, y Jesús le enseñó con gusto, haciéndose él discípulo suyo. (Cap. 31)




Palabras de Jesús contra
los sacrificios de sangre



1. Jesús enseñaba a Sus discípulos en el atrio exterior del templo, y uno de ellos Le dijo: “Maestro, los sacerdotes dicen que sin derramamiento de sangre no hay perdón de los pecados. ¿pueden, pues, los sacrificios de sangre, hechos según la Ley, quitar los pecados?“

2. Y Jesús respondió: “ningún sacrificio de sangre, de animal o ave u hombre, puede quitar pecados; porque ¿cómo se puede quitar una culpa mediante el derramamiento de sangre inocente? No, la culpa se hará más grande.

3. Los sacerdotes ciertamente reciben ta­les sacrificios de los fieles como expiación por las faltas contra la Ley de Moisés, pero para los pecados contra la ley de Dios no hay perdón, si no es por el arrepentimiento y la enmienda“. (Cap. 33)





Palabras de Jesús contra
el comer carne

4. “¿No está escrito en los profetas?: ¡cesad vuestros sacrificios de sangre y vuestros holocaustos! Dejad de comer carne, pues no hablé de ello a vuestros padres ni se lo ordené, cuando les saqué de Egipto. En cambio, esto les ordené:

5. Obedeced Mi voz y andad por los caminos que os he mandado y seguiréis siendo Mi pueblo y os irá bien. Pero ellos no es­taban dispuestos y no obedecieron“.

6. “Y qué os ordena el eterno sino que practiquéis la justicia y la misericordia y andéis humildemente con vuestro Dios? ¿No está escrito que al principio Dios determinó los frutos de los árboles, las semillas y las hierbas para alimento de toda carne?

7. Pero ellos han convertido la casa de orar en una casa de ladrones y, en vez de ha­cer una ofrenda pura con incienso, han manchado mis altares con sangre y comido la carne de los animales sacrificados.

8. Pero Yo os digo: no derraméis sangre inocente ni comáis carne. Sed rectos, amad la misericordia y haced justicia, y vuestros días perdurarán largamente en la tierra que habitéis“. (Cap. 33)







Los animales son
nuestros hermanos



7. Jesús entró en un pueblo y vio a un gatito que no tenía dueño, y tenía hambre y Le gemía. El lo levantó, lo puso dentro de Su túnica, dejándolo reposar en Su pe­cho.

8. Y mientras pasaba por el pueblo, dio de comer y beber al gato, que comió y bebió y Le mostró su agradecimiento. Y El Lo dio a una de Sus discípulas, a una viuda llamada Lorenza, que cuidó de él

9. Y algunos de entre la gente decían: “este hombre se ocupa de todos los animales. ¿Son Sus hermanos y hermanas, para que los ame tanto?“ Y El les dijo: “en verdad, estos son vuestros hermanos de la gran familia de Dios; vuestros hermanos y hermanas, que tienen el mismo aliento de vida del Eterno“.

10. “Y quienquiera que se preocupe por uno de los más pequeños de ellos, y le de de comer y beber cuando pase necesidades, Me está haciendo esto a Mí; y quien intencionadamente permite que uno de ellos sufra necesidades y no lo protege cuando es maltratado, está permitiendo este mal como si Me lo hiciera a Mí: pues tal como hayáis hecho en esta vida, así se hará con vosotros en la vida venidera“. (Cap. 34)







Palabras de Jesús sobre
la alimentación correcta



1. Y algunos de Sus discípulos vinieron a El y Le hablaron acerca de un egipcio, hijo de Belial, que enseñaba que no es contrario a la ley atormentar a los animales, cuando sus sufrimientos son de provecho para los hombres.

2. Y Jesús les dijo: “en verdad os digo que quien saca ventajas del perjuicio ocasionado a una criatura de Dios, no puede ser honesto. Tampoco pueden cuidar de las cosas santas o enseñar los misterios del Cielo, aquellos cuyas manos están manchadas con sangre o cuya boca está ensuciada con carne.

3. Dios da los granos y los frutos de la tierra para alimento; y para el hombre honesto no hay ningún otro alimento legítimo para el cuerpo.

4. El ladrón que penetra en una casa hecha por el hombre es culpable, pero hasta los más pequeños de los que entran en una casa construida por Dios, son los más grandes pecadores. Por eso os digo a todos los que quieren ser Mis discípulos: mantened vuestras manos libres del derramamiento de sangre y no permitáis que carne alguna entre a través de vuestros labios, pues Dios es justo y bondadoso y ha mandado que los hombres deben vivir sólo de los frutos y semillas de la tierra.

5. Pero si un animal está sufriendo mucho, de manera que su vida le resulte una tortura, o cuando se vuelva peligroso para vosotros, liberadle de su vida del modo más rápido y con el mínimo dolor posible. Enviadlo al Más allá con amor y misericordia, y no le atormentéis, y Dios, vuestro Padre, mostrará misericordia con vosotros, igual que vosotros habéis mostrado misericordia con los que están en vuestras manos.

6. Y todo cuanto hagáis al más humilde de Mis hijos, Me lo estáis haciendo a Mí, pues Yo estoy en ellos, y ellos están en Mí. Sí, Yo estoy en todas las criaturas, y todas las criaturas están en Mí. En todas sus alegrías, también Yo Me regocijo; en todos sus dolores, también Yo sufro. Por eso os digo: sed amables los unos con los otros, y con todas las criaturas de Dios“. (Cap. 38)







La conversión

del cazador de pájaros



1. Y yendo Jesús hacia Jericó, se encontró con un hombre con palomas jóvenes y una jaula llena de pájaros que había capturado. Y vio la aflicción de éstos por haber per­dido su libertad, además de sufrir hambre y sed.

2. Y dijo al hombre: “¿qué haces con ellos?“ Y el hombre respondió: “vivo de la venta de los pájaros que capturo“.

3. Y Jesús le dijo: “¿qué pensarías si alguien más fuerte o más astuto que tú te atra­para y encadenara a ti, o a tu mujer o a tus hijos, y te arrojara en prisión para ven­derte en su propio provecho y para ganarse con ello su sustento?

4. ¿No son estas criaturas tu prójimo, sólo que más débiles que tú? ¿Y no cuida el mismo Dios, Padre y Madre, de ellos, lo mismo que de ti? Deja en libertad a estos tus pequeños hermanos y hermanas y procura no hacer tal cosa nunca más, sino gana honradamente tu pan“.

5. Y se maravillaba el hombre de estas pa­labras y de Su poder, y dejó a los pájaros en libertad. Al verse libres volaron hacia Jesús y se posaron en Sus hombros y Le cantaban.

6. Y el hombre continuó preguntando acerca de Su enseñanza, y siguió su camino, aprendiendo el oficio de canastero. Con su trabajo ganó su pan y rompió sus jaulas y trampas y se hizo discípulo de Jesús. (Cap. 41)

9. “En verdad os digo que he venido para eso al mundo, para abolir todo sacrificio de sangre y el comer carne de animales y pájaros, sacrificados por hombres“. (Cap. 75)







Fuentes:

“El Evangelio de Jesús“ Editorial LA PALABRA,

Rotttweil 1968



El Evangelio de la vida perfecta,

Editorial Humata, Bad Homburg



Cristianismo y protección de los animales

“El Evangelio perdido“

Editorial especializada en protección de animales, Munich







La visión de Isaías

























Entonces pastará el lobo con el cordero, el leopardo estará tumbado junto al cabritillo, y el ternero y el león pacerán juntos, y un muchachito podrá conducirlos. Vaca y osa pastarán también juntas, y sus cachorros estarán tumbados juntos. El león comerá paja como una res vacuna. El niño de pecho jugará junto al agujero del áspid, el niño extenderá su mano hacia la caverna de la serpiente. Pues no obrarán mal ni causarán daño en toda Mi montaña santa.


Isaías 11, 6-9 y 65, 25






Los animales:
las víctimas indefensas



¿Qué dicen personas célebres sobre

el comer partes de cadáveres

de animales?



“El profundo

respeto religioso

por aquello

que está por debajo

de nosotros, incluye naturalmente también

al reino animal,

e impone a los hombres

la obligación de respetar y proteger A

las criaturas que están por debajo de él“.





Goethe (1749-1832),

poeta alemán





Pitágoras (s.VI a. de Cr.),

filósofo y matemático griego:

“Todo lo que el hombre hace a los animales, regresa de nuevo a él. Quien corta con un cuchillo la garganta de un buey y permanece sordo ante los bramidos de temor, quien es capaz de matar impávido a un atemorizado cabrito y se come el pájaro, al que él mismo ha alimentado, ¿cuán le­jos está del crimen un hombre así?“



“La tierra regala riqueza profusamente y alimento pacífico. Y os brinda alimentos que están libres de muerte y de sangre“.



“Aquellos que matan animales y se comen su carne están más inclinados que los vegetarianos a masacrar a sus semenjantes“.





Jean Paul (1763-1825), poeta francés:

“¡Oh justo Dios! ¡Cuántas horas de mar­tirio de animales sirven para dar al hombre un único minuto de gusto para su paladar!“





George Bernhard Shaw (1856-1950),
dramaturgo irlandés; Premio Nobel 1950:

“¡Los animales son mis amigos, y yo no me como a mis amigos!“



“Tanto tiempo como sean los hombres las tumbas andantes de los animales matados por ellos, habrá guerras en esta Tierra“.





Wilhelm Busch (1832-1908),

poeta y dibujante alemán:

“Una verdadera cultura humana existe solamente cuando no sólo el devorar a seres humanos, sino cuando todo tipo de deleite por consumir carne es considerado como canibalismo“.



“El cuchillo brilla, los cerdos gritan, al fin y al cabo hay que aprovecharlos. Pues cada uno piensa: “¿para qué necesitamos un cerdo si no lo aprovechamos del todo? Y todos sonríen, y roen igual que los caníbales, hasta que se diga, ¡qué asco! al jamón de Westfalen“.



François Voltaire (1694-1778),
filósofo de la ilustración y escritor fran­cés:

“Cierto es que ese atroz baño de sangre que tiene lugar ininterrumpidamente en los mataderos y cocinas, ya no nos parece un mal. Por el contrario, consideramos estas atrocidades, que a menudo resultan pestilentes, como una bendición del Señor y le damos las gracias en nuestras oraciones por nuestros asesinatos. ¿Puede haber acaso algo más repugnante que alimentarse con­tinuamente de carne de cadáveres?“



Plutarco (45-125),
filósofo y escritor griego:

¿Podríais realmente preguntaros qué motivos condujeron a Pitágoras a abstenerse de comer carne? Yo por mi parte me pregunto bajo qué circunstancias y en qué estado espiritual decidió un hombre tocar sangre con su boca, llevar sus labios a la carne de un cadáver y adornar su mesa con cuerpos muertos y en vías de putrefacción, y se permitió denominar alimentos a las piezas que poco antes habían bramido y gritado, que se habían movido y vivido. Seguro que no se trata de leones y lobos que comeríamos para autoprotegernos; a estos animales, por el contrario, no les ofrecemos ninguna atención, sino más bien sacrificamos animales inofensivos y mansos, sin aguijones ni colmillos, que sin más no nos pueden causar daño alguno. Por su carne les robamos el sol, la luz y la duración de la vida que les corresponde desde su nacimiento. Si queréis afirmar que la naturaleza ha previsto para vosotros este alimento, matad entonces vosotros mismos lo que penséis comer, pero con los medios que os ha otorgado la naturaleza y no con la ayuda de un cuchillo de matarife, de una maza o de un hacha“.

“Por un pequeño trocito de carne les robamos a los animales el alma, así como la luz del sol y la duración de vida, para la que fueron creados y para la que existen por naturaleza“.



“Los hombres no deberían nunca abandonarse tanto hasta el punto de tratar a las criaturas vivas como zapatos viejos y utensilios inertes y gastados que se tiran cuando ya no funcionan más. No deberíamos hacerlo ni cuestionarnos nunca los beneficios que se pueden sacar de seres vivos viejos, que apenas tienen algo o nada que ofrecer“.



Leonardo Nelson (*1927),
filósofo alemán:

“Un criterio infalible para valorar la honestidad del espíritu de una sociedad, es el ver hasta qué punto ésta reconoce los derechos de los animales; pues mientras que los hombres, en caso de necesidad cuando alguno es demasiado débil, pueden reunirse mediante coaliciones y el uso del propio lenguaje, para salvaguardar sus derechos, a los animales les está negada esta posibilidad de autoayudarse. Por ello queda a cargo de la justicia de los hombres en qué medida quieren respetar éstos por su parte los derechos de los animales“.



Emanuel Kant (1724-1804),
filósofo alemán:

“La crueldad con los animales es lo opuesto al deber que el hombre tiene consigo mismo“.



Albert Einstein (1879-1955),
físico y Premio Nobel (1905), padre de la Teoría de la relatividad:

“Nada aumentaría tanto la posibilidad de supervivencia sobre la tierra, como el paso hacia una alimentación vegetariana“.

“Ya sólo con su influencia física sobre el temperanto humano, la forma de vida vegetariana podría influir muy positivamente sobre el destino de la humanidad“.



Tomás Alva Edison (1847-1931),
inventor de la bombilla eléctrica:

“Soy un apasionado vegetariano y abstemio, porque así puedo hacer mejor uso de mi cerebro“.



Friedrich Nietzsche (1844-1900),
filósofo alemán:

“La sensatez comienza ya en la cocina“.



Horacio (65-8 antes de Cristo),
poeta clásico romano:

“¡Atrévete a ser sabio! ¡Deja de matar animales! El que está aplazando la hora de la vida recta, es como el labriego que espera a que el río se seque para cruzarlo“.



Nelle Moia, profesora universitaria de inglés de Lu­xem­burgo, protectora de animales y es­critora:

“Hoy, en un tiempo en que está de moda la protección de los animales, los propa­gan­distas de la Iglesia saltan al tren de moda como siempre han hecho. Poniendo en primer plano a S. Francisco, la Iglesia pretende, por así decirlo, haber sido la primera en inventar el amor a los animales, habiendo traicionado en realidad durante 2000 años a los pobres animales, justificando su explotación e ignorando con indiferencia sus sufrimientos“.

“Aún hoy, según la enseñanza oficial de la Iglesia católica, los animales no poseen ningún derecho ni tampoco los hombres obligación alguna respecto a ellos. La moral y el pecado es algo que incumbe exclusivamente a Dios y al hombre, o a los hombres entre sí; lo que ocurra con los animales carece de importancia“.



Arthur Schopenhauer (1788-1869),
filósofo alemán:

“Quien es cruel con los animales, no puede ser un buen hombre“.



“La moral cristiana ha limitado sus prescripciones exclusivamente a los hombres y ha dejado al mundo animal sin derechos. Sólo hay que ver cómo nuestra plebe cristiana se comporta con los animales, cómo los mata sonriendo y totalmente sin sentido, o cómo los mutila y martiriza, cómo fatiga al máximo a sus propios caballos viejos para sacarles la última médula de sus pobres huesos, hasta que mueren a causa de los golpes. Se podría decir en verdad que los hombres son los demonios de la tierra y los animales sus almas atormentadas“.



“El mundo no es una obra mal hecha y los animales no son un producto de fábrica para nuestro uso. A los animales no les debemos compasión sino justicia“.



Denis Diderot (1713-1784),
enciclopedista francés:

“¿Es que no hay alimentos sin derramamiento de sangre? ¿No es acaso animar a los hombres a la crueldad si se les permite clavar el cuchillo en el corazón de los animales?“



Leonardo da Vinci (1452-1519),
artista italiano y genio universal:

“El hombre es en verdad el rey de todos los animales, pues su crueldad sobrepasa a la de estos. Vivimos de la muerte de otros. ¡Somos tumbas andantes!“



“Tú has calificado al hombre como rey de los animales. Yo, sin embargo, digo que es el rey de las fieras salvajes, de entre las que tú (hombre) eres las más grande, pues ¿no los has matado para que sirvan de satisfacción a tu paladar, convirtiéndote a ti mismo en la tumba de todos los animales? ¿No produce la naturaleza suficientes alimentos vegetales con los que podrías saciarte?“



“Llegará un día en que los hombres serán juzgados por la muerte de un animal como hoy se juzga el asesinato de un hombre. Llegará el tiempo en que comer carne será condenado como hoy se condena el comerse a nuestros semejantes, es decir, el canibalismo“.



“Yo renuncié a comer carne cuando era joven y llegará el tiempo en que los hombres condenarán –como yo al asesino de animales– del mismo modo como se condena a los asesinos de hombres“.



León Tolstoi (1828- 1910),
escritor y humanista ruso:

“De matar animales a matar hombres hay sólo un paso, y con ello también de torturar animales a torturar hombres“.



“Si no estás en condición de matar a un hombre, está bien; si no eres capaz de matar a ningún ganado ni a ningún ave, aún mejor; y si tampoco a ningún pez ni a ningún insecto, todavía mucho mejor. Esfuérzate en avanzar tanto como puedas. No andes cavilando sobre lo que es posible y lo que no lo es. Haz lo que puedas llevar a cabo con tus fuerzas; todo depende de esto“.



“Alimentarse de carne es un vestigio del primitivismo más grande. El paso al vegetarianismo es la primera consecuencia natural de la ilustración“.



“En tanto existan mataderos, habrán campos de batalla“.



“El hombre puede vivir y estar sano sin que tenga que matar animales para alimentarse. Si come carne se hace culpable del asesinato de los animales, sólo para dar gusto a su propio paladar. Obrar así es inmoral. Es una cosa tan sencilla e indudable que es imposible estar en desacuerdo con ello. Pero como la mayoría está atada aún al placer del consumo de carne, los hombres lo justifican y afirman riendo: “un pedazo de bistec es algo bello, hoy al mediodía me lo comeré con gusto“.



“Si el hombre busca seria y honestamente el camino moral, lo primero que ha de hacer es apartarse del consumo de carne. Pues aparte del estímulo de las pasiones que causa este consumo, es sencillamente inmoral, porque requiere una acción que se contrapone al sentido moral, es decir, el matar“.



“El vegetarianismo vale como criterio en el que podemos reconocer si un hombre aspira seriamente a una perfección moral“.





Romain Rolland (1866-1944),
poeta francés y Premio Nobel:



“La crueldad con los animales y también la indiferencia respecto a sus sufrimientos es en mi opinión uno de los pecados más graves del género humano. Es la base del deterioro humano. Si el hombre causa tanto sufrimiento, ¿qué derecho tiene entonces a quejarse cuando sufre él mismo?“





Karlheinz Deschner (*1924),
doctor alemán en filosofía, historiador, literato y autor premiado varias veces:

“En relación a los animales, el hombre es un delincuente habitual“.



“¿Existen escrúpulos morales respecto al freír un ternero? Por parte de los educadores, no. Por parte de la jurisprudencia, no. Por parte de la teología moral, no. Por parte de otros miles motivos morales, no. ¿Por parte del ternero quizás?“



“Una sociedad que tolera los mataderos y los campos de combate, está madura ella misma para su propia matanza“.



“Quien come animales, está por debajo del nivel de ellos“.



“La carne no hace la comida más mala, pero sí al que la come“.



“Los amigos de los animales: primero acarician a la ovejita, después se la comen frita; primero insultan al pescador, después se comen la trucha al horno. A los caza­dores no los quieren, ¡pero el corzo frito, sí!“



“No se merece una humanidad que mata a trillones de animales precisamente aque­llo que causa al animal?“



“La carta del restaurante es la página más sangrienta que escribimos“.



“El hombre: un animal degenerado“.





George Sand (1804-1876)
escritora francesa:

“Sería un gran adelanto en la evolución de nuestra raza (se refiere al género humano), si fuéramos comedores de frutos y desapareciera de la tierra el consumo de carne. Todo sería posible en nuestro planeta en el momento en que superemos las sangrientas comidas de carne y la guerra“.





Charles Darwin (1809-1882),
científico inglés y fundador del darwinismo:

“Los animales sienten como los hombres alegría y dolor, felicidad e infelicidad“.





Ralf W. Emerson (1803-1882),
escritor y político norteamericano:

“Usted acaba de comer al mediodía; y no importa cuán cuidadosamente haya escondido el matadero a una distancia prudencial de pocos o muchos kilómetros: usted es culpable“.





Mahatma Gandhi (1869-1948),

guía del movimiento por la independencia de la India, Premio Nobel 1913:

“Creo que el crecimiento espiritual, llegado a un cierto grado, exige de nosotros que dejemos de matar a los seres vivos animales para satisfacer nuestras necesidades físicas“.



“Yo creo que la evolución espiritual nos exige en un cierto estadio dejar de matar a los otros seres vivos para satisfacer nuestros apetitos corporales“.

“Para mí la vida de una oveja no tiene menos valor que la vida de un hombre. Y nunca querré quitar la vida de una oveja para satisfacer al cuerpo humano. Cuanto más indefenso es un ser vivo, tanto mayor es su derecho a ser protegido por los hombres de la crueldad humana“.

“La grandeza de una nación y su progreso puede medirse en cómo trata ésta a los animales“.

“La Tierra tiene suficiente para cubrir las necesidades de cada hombre, pero no para su avaricia“.





Sigmund Freud (1856-1913),
neurólogo austríaco, fundador del psicoanálisis:

“Prefiero la sociedad de los animales a la de los hombres. Cierto, un animal salvaje es feroz. Pero la bajeza es el privilegio del hombre civilizado“.





Johann W. von Goethe (1749-1832)
poeta alemán:

“El profundo respeto religioso por aquello que está por debajo de nosotros, incluye naturalmente también al reino animal, y impone a los hombres la obligación de respetar y proteger a las criaturas que están por debajo de él“.





Helmut Kaplan (*1952) filósofo alemán:

“Para los animales no necesitamos ninguna moral nueva. Debemos sencillamente excluir arbitrariamente a los animales de la moral ya existente“.





Alexander von Humboldt (1769-1859),
científico naturalista y geógrafo alemán:

“La crueldad respecto a los animales no es conciliable ni con una verdadera formación cultural ni con una verdadera erudición. Es uno de los vicios mas característicos de un pueblo bajo e innoble. Con respecto a los animales todos los pueblos son hoy en día, unos más otros menos, unos bárbaros. Es falso y grotesco hacer resaltar en cada ocasión su aparente alto grado de civilización y cometer a diario las crueldades más espantosas con millones de criaturas indefensas o tolerarlas con su indiferencia. ¿Y nos maravillamos de que estos denominados pueblos civilizados se dirijan cada vez más al camino terrible de su ruina? La misma superficie de tierra que como prado, o sea como pasto para los animales, nutre indirectamente a diez personas con la carne de los animales que comen en él, podría alimentar a cientos de hombres con mijo, guisantes, lentejas y cebada“.





Sven Hedin (1865-1952),

investigador sueco:

„Nunca he podido decidirme a apagar la luz de una vida, dado que no tengo el poder de encenderla de nuevo“.





Theodor Heuss (1884-1963),

primer presidente de la República Federal de Alema­nia:

“Cuanto más pronto aprendan nuestro jóvenes por ellos mismos a considerar condenable cualquier brutalidad con los animales y cuiden de que el trato y el juego con ellos no derive en tortura, tanto más clara será después su capacidad para distinguir en el mundo lo que es la gran justicia o la injusticia“.





Laotse (aprox. s. IV o V a. C.),

filósofo chino:

“¡Sed buenos con los hombres, con las plantas y con los animales! No acoséis a hombres ni a animales, ni les cometáis ningún daño“.





Rosa Luxemburg (1870-1919),

política, revolucionaria alemana y fundadora de la Unión Espartaco:

“Un mundo debe ser destruido, pero cada lágrima que se derrame, aunque pueda ser secada, es una acusación, y por importante que sea el obrar de un hombre apre­surado que por falta de atención pisa a un gusano, el comete por ello un delito“.







Paul McCartney (*1942), cantante inglés, exguitarrista de los Beatles:

“No se debe comer aquello que tiene un rostro“.

“Yo creo en la protesta pacífica y no comerse a ningún animal es una protesta no violenta“.



“Nos convertimos casi en vegetarianos una vez que estábamos comiendo nuestro asado de domingo en una granja escocesa y contemplábamos a unas ovejas que jugaban felices. De repente nos hicimos conscientes de que nos estábamos comiendo precisamente a una de esas ovejas. Después comíamos salchichas sólo de vez en cuan­do. Más tarde, en unas vacaciones en Barbados, conducíamos detrás de un camión con unas gallinas hermosísimas. En un momento determinado desapareció en dirección a una fábrica de carne de pollo. Desde en­tonces no comemos nada que antes tenga que ser matado“.







Prof. Elly Ney (1882-1968), pianista alemana:

“El vegetarianismo es para mí desde hace décadas una necesidad interior y lo considero como la forma de vida más natural para el hombre (...) Yo no puedo concebir que las personas amigas de los animales no sean al mismo tiempo vegetarianas“.







Chistian Morgenstern (1871-1914),

escritor alemán:

“Si el hombre moderno tuviera que matar él mismo a los animales que le sirven de alimento, aumentaría sin límites el número de los que comen vegetales“.





Friedrich Nietzsche (1844-1900),

filósofo alemán:

“Toda la filosofía antigua estaba orien­tada a la simplicidad de la vida y enseñaba una cierta sobriedad. En consideración a esto, los pocos vegetarianos filosóficos han aportado más a la humanidad que todos los nuevos filósofos, y en tanto que és­tos no tengan el valor de buscar una forma de vida completamente distinta y de mostrarla como ejemplo, no hay nada que hacer con ellos“.







Eugen Roth (1895-1976), escritor alemán:

“El hombre piensa contento y feliz: no soy carnicero de sangre hambriento; pero mientras no considere la carne despreciable, será de la matanza culpable“.





Ovidio (43-18 a d. C),

filósofo y poeta romano:

“La época que hemos denominado como la edad de oro, estaba bendecida con los frutos de los árboles y las hierbas que ofrecía la tierra, y la boca del hombre no estaba manchada de sangre. En aquel tiempo los pájaros movían sus alas seguros en los aires y el conejo atravesaba sin temor los campos libres. Entonces el pez no era la víctima inocente del hombre. Cada lugar estaba libre de traición; no reinaba ninguna injusticia, todo estaba colmado de paz.

En tiempos posteriores un fundador del mal comenzó a difamar y despreciar este alimento sencillo y puro y a engullir en su barriga voraz alimentos basados en cadáveres de animales. Con ello abrió al mismo tiempo el camino al mal“.





Peter Rosegger (1843-1918),

escritor austríaco:

“El animal tiene, como tú, un corazón que siente. El animal conoce, como tú, la alegría y el dolor. El animal tiene, como tú, sus aspiraciones. El animal tiene, como tú, un derecho a la vida“.





Sir Isaac Pitman (1813-1897),

inventor de la estenografía inglesa:

“Un motivo para el vegetarianismo debería ser más sacado a la luz. Me refiero a la llamada a la conciencia de la moral de que no podemos dejar hacer a representantes lo que nosotros mismos no haríamos. Yo no tengo ningún problema moral en limpiar mis botas, en limpiar el polvo de mi mesa o en barrer mi oficina. Mis sentimientos no estarían heridos llevando a cabo éstos y otros cientos de trabajos manuales. Pero yo no podría matar a ningún buey, a ninguna oveja, especialmente no podría degollar a ningún cordero ni retorcer el pescuezo a ningún ave. Si yo no lo puedo hacer sin herir mis mejores sentimientos, rechazo el dejar hacerlo a otra persona para mí, hiriendo sus sentimientos. Si no existiera ningún otro motivo a favor de nuestra unión, ese único motivo sería suficiente para determinarme por la acogida de la dieta sin carne“.





Plinio (79 - 23 a. d. C.)

poeta romano:

“Mejor deberían quedarse con la sana col y con el puré de cereales que con fasanes y gallinas“.







Volker Elis Pilgrim (*1949),

escritor alemán:

“La carne que comemos es un cadáver que por lo menos tiene de dos a cinco días“.







Príncipe Max de Sachsen (1870 - 1951),

profesor alemán de teología católica:

“No se debe aspirar a una forma suave de la matanza, sino a su eliminación. Cuanto más se intenta humanizar la matanza, tanto más se refuerza la cuestión misma de la carnicería. Sólo se ganará un punto de vista consecuente en la protección animal, cuando la humanidad se decida a dejar de matar y comer animales“.







Henry David Thoreau (1817-1862)

escritor norteamericano:

“No pongo ninguna duda en que es el destino de la raza humana el dejar tras de sí el comer animales en el transcurso de su desarrollo paulatino, así como los pueblos indígenas han cesado de comerse mutuamente, después de que entraron en contacto con hombres más civilizados“.





Luise Rinser (1911-2003),

escritora alemana:

“La anonimidad de nuestras vítimas del reino animal es lo que nos hace sordos a sus gritos“.

“Hoy en día ya no vemos nada más sobre la vida y la muerte angustiosa del animal de matadero. Eso ocurre de forma automática. Hace un momento un animal, en el siguiente instante carne ya troceada: nuestra comida. Nuestro modo de canibalismo“.

“Pasará mucho tiempo hasta que la humanidad comprenda que no sólo los pue­blos de la tierra son un pueblo, sino que hombres, plantas y animales forman en conjunto el reino de Dios y que el destino de un ámbito también es el destino del otro“.





Dr. C. Anders Skriver (1903-1983),

filósofo y autor alemán:

“La ética de la alimentación conduce a la limpieza de las manos de actos sangrientos, a la limpieza bajo la piel y a la limpieza del corazón. Pero no se puede hablar de limpieza de corazón cuando se trata de un “devorador de todo“ impuro, que no reflexiona ni tiene remordimientos de conciencia por los crueles crímenes al mundo animal, que tienen lugar diariamente en el mundo cristiano sólo con fines de la alimentación humana“.





Albert Schweitzer (1875-1965),

médico, músico y teólogo alemán: Premio Nobel de la paz en 1952:

“Respeto ante la vida significa rechazo de matar“.

“Allí donde un animal tenga que sufrir por estar al servicio de los hombres, somos to­dos res­ponsables de los sufrimientos que tenga que padecer“.

“Mi punto de vista es que todos aquellos que estamos a favor de los ani­males, deje­mos totalmente el consumo de carne y también hablemos en contra de él. De esta manera puede llamarse la atención de algunos sobre el problema que ha sido planteado tan tarde“.

“Yo me he dado cuenta de que la costumbre de comer carne no está en con­cordancia con sentimientos elevados“.







Alice Walker (*1944),

escritora norteamericana:

“Cuando un día hablábamos sobre la libertad y la justicia estábamos sentados ante filetes. Estoy comiendo miseria, pensé para mí cuando tomé el primer bocado, y lo escupí“.





Richard Wagner (1813-1883),

compositor alemán:

“Si la visión de un toro sacrificado a los dioses se convirtió en un horror, ahora res­tamos atención, en mataderos limpios y saneados con agua, al baño sangriento diario de todos aquellos que en la comida del mediodía se deben deleitar con las partes cocinadas, desfiguradas e irreconocibles de cadáveres de animales domésticos asesinados. A partir de ahora deberíamos dar importancia, a pesar de los que están a favor del dogma de la utilidad, a hacer que gane en nosotros un nuevo suelo de cultivo para el nuevo cuidado de la religión de la piedad. ¿Qué se puede esperar de una religión que excluye la piedad por los animales?





Josepf von Görres (1776-1848),

escritor alemán del romanticismo:

“Quien quiera salir de la vida común evita una alimentación sangrienta y no elige a la muerte como maestro de manjares“.







Marie Luise Holzer-Sprenger (*1952),

autora alemana:

“Carne es un trozo de fuerza vital, mientras esté viva“.





Isaac Bashevis Singer (1904-1991),

escritor judío-norteamericano y Premio Nobel 1978:

“Cuando se trata de animales todos se vuelven nazis... Para los animales cada día es Treblinka“.

“Peces, que hace pocas horas habían nadado en el agua, estaban con ojos vidriosos, bocas heridas y escamas manchadas de sangre. Los pescadores, ricos deportistas, pesaron los pescados y fanfarronearon con sus presas. Cada vez que Hermann era testigo de cómo eran matados los animales tenía los mismos pensamientos: en el comportamiento con las criaturas todos los hombres eran nazis“.



“Con frecuencia se dice que la humanidad siempre ha comido carne, como si fuera una excusa para seguir haciéndolo. Según esta lógica, no deberíamos intentar impedir que hombres se maten unos a otros, ya que esto se ha hecho desde la antigüedad“.



“Desde hace algún tiempo había pensado en convertirse en vegetariano. En toda ocasión indicaba que lo que habían hecho los nazis con los judíos era lo mismo que lo que hacían los hombres con los animales“.



“Todos somos criaturas de Dios. El hecho de que recemos por la misericordia y la justicia mientras continamos comiendo la carne de los animales que fueron degollados para nosotros no es compatible“.



“Yo continuaría viviendo de forma vegetariana aunque el mundo entero comenzara a comer carne. Esta es mi protesta contra el estado del mundo. Energía atómica, hambre, crueldad – tenemos que emprender pasos en contra. Vegetarianismo es mi paso. Y creo que uno muy importante“.





O.W. Fischer (*1915),

actor alemán:

“¿Que por qué no como hermanos? Simplemente por sentido familiar, eso es todo. La vergüenza tiene que empezar en algún momento“.





Bryan Adams (*1959),

estrella canadiense de rock:

“Desde hace 12 años soy vegetariano y hasta ahora nunca he estado seriamente enfermo. La alimentación vegetariana fortalece el sistema inmunológico. Creo que la carne hace enfermar“.







Günther Weitzel (1915-1984),

químico alemán:

“La conciencia cristiana no se puede dar por satisfecha con el incumplimiento del quin­to mandamiento sobre los animales del matadero. El que ha visitado una vez un matadero, suele estar más o menos conmocionado, asqueado por lo visto. Casi todos llegan a la conclusión de que la matanza brutal de animales, que antes han sido criados y engordados para acabar siendo comidos, es algo indigno de la humanidad actual y especialmente de la cristiandad“.





Franz Kafka (1883-1924),

escritor austríaco:

(Observando peces en un acuario). Ahora os puedo contemplar en paz, puesto que ya no os como más“.





Nikola Tesla (1856-1943),

físico y técnico electrónico croata:

“Muchas razas que se alimentan casi exclusivamente de verdura, muestran un magnífico estado corporal y una gran fortaleza física“.





Empédocles (490-430 a. de C.)

médico griego:

“La mancha pecaminosa más grande que existe es quitar la vida y tragarse nobles miembros“.





Bertha von Suttner, (1843-1914),

pacifista austríaca y Premio Nobel de la paz 1905:

“Según mi convencimiento, llegarán los tiempos donde nadie se querrá alimentar de cadáveres, dónde nadie se declarará estar dispuesto a oficiar de carnicero. ¡Cuántos de nosotros hay ya que nunca comerían carne si tuvieran que clavar el cuchillo en el pescuezo de los animales afectados!



“En la actualidad, de cien personas educadas y sensibles, probablemente noventa no comerían nunca más carne, si tuvieran que matar o acuchillar ellos mismos al ani­mal que se comen“.



“Quien no pueda escuchar gritar a las víctimas, no las pueda ver estremecerse, pero le de igual que griten y se estremezcan en el momento en que estén fuera de su radio de visión y de audición, tiene buenos nervios, pero corazón no tiene“.





Jean Jacques Rousseau (1712-1778),

filósofo, pedagogo, escrito y músico suizo-francés:

“La prueba de que el gusto por los alimentos cárnicos no es natural en el hombre, está en que los niños tienen un rechazo contra tales productos alimenticios y prefieren productos alimenticios vegetales, como alimentos con leche, galletas, fruta y cosas parecidas. Es muy importante no estropear ese gusto original y natural, convirtiendo a los niños en carnívoros, pues no importa qué explicación le queramos dar, pero los que son fuertemente carnívoros son en general más crueles y salvajes que las otras personas“.





Feodor Dostojewski (1821-1881),

poeta ruso:

“¡Ama a los animales, ama a toda criatura y todo objeto! ¡Si amas todo, se te desvelará el secreto de Dios en todas las cosas y al fin y al cabo abarcarás al mundo entero con amor!“





Prof. Dr Hubertus Mynarek (*1929),

humanista y crítico de la Iglesia, autor alemán:

“La matanza de animales, ese campo de concentración que tiene lugar desde hace siglos, fue provocado esencialmente por la “Madre Iglesia“.

“Estoy seguro de que el consumo de carne no sólo oscurece el alma sino que incluso la endurece. La endurece, la hace insensible“.



“El verdadero cristianismo puede y debe prescindir de la carne, pues cómo se puede conseguir y realizar una propia humanidad, un propio perfeccionamiento, si se sabe a la vez que se está matando a nuestros hermanos y hermanas animales. Es imposible alcanzar una espiritualidad si se mata a animales“.



Los animales:
las víctimas indefensas



¿Qué dicen personas

célebres sobre la caza?



Teodor Heuss (1884-1963),

primer presidente de la República Federal de Alemania:

“Caza es un eufemismo cobarde que se asigna al asesinar de modo especialmente cobarde a criaturas indefensas. La caza es una especie de enfermedad mental“.





Johann Wolfgang von Goethe (1749 – 1832) poeta alemán:

“La caza es siempre una forma de guerra“.





León Tolstoi (1828 – 1910),

poeta ruso:

“Del asesinato a los animales al asesinato a los hombres sólo hay un paso“.





Alexander von Humbolt (1769-1859),

investigador de ciencias naturales:

“Donde vive un cazador pueden vivir diez pastores, cien labradores y mil agricultores. Crueldad con los animales no puede sostenerse cuando hay una educación y una cultura verdaderas. Es una de las perversidades más significativas de un pueblo de clase baja e innoble.





François Voltaire (1694 – 1778),

escritor y filósofo francés:

“La caza es uno de los medios más seguros para matar los sentimientos de los hombres para con los semejantes“.





Pitágoras (siglo 6° a. de C.),

filósofo y matemático griego:

“No importa la actitud que tenga un hombre para con los animales, siempre se le pagará con la misma moneda“.





Emanuel Kant (1724 – 1804),

filósofo alemán:

“Entre todos los estilos de vida, la vida de la caza es sin duda la que más se opone a la estructura moral; En sus comienzos originales, la prohibición de sangre procedente de Noé no parece haber sido otra cosa que la prohibición de llevar una vida de ca­zador“.





George Bernhard Shaw (1856-1950),

dramaturgo irlandés:

“Si el hombre quiere matar al tigre, se denomina a ésto deporte. Si el tigre quiere ma­tar al hombre, se denomina a ésto bestialidad“.





Otto von Bismarck (1815 – 1898),

regente alemán:

“En ninguna parte se miente tanto como después de la caza y antes de las elecciones“.





Bernhard Grzimek (1909 – 1989),

zoólogo y productor alemán de películas de animales:

“Nunca he llegado a comprender la alegría que tienen algunas personas en matar animales a balazos“.





Wilhelm Dietler (siglo XIX),

profesor de filosofía y autor alemán:

“Hay muchos amantes de la caza que están endurecidos para matar y para lo malo – monstruos repugnantes sedientos de sangre, acostumbrados a los gimoteos, a los que no hay nada que les guste más que los placeres ruidosos y embriagadores. Otros cogen gusto a la caza a causa de su cruda educación y forma de vivir, y no sólo cazadores de profesión, sino también algunos lugareños, los cuales, sin haber aprendido una ocupación humana sensata, sin reflexionar, no saben matar el tiempo de otra manera que con la caza“.







Friedrich Schiller (1759-1805)

poeta alemán:

“Peligroso es despertar al león, mortal el colmillo del tigre, sin embargo el más terrible de los horrores es el hombre en su locura“.







Karlheinz Deschner (*1924),

Dr. en filosofía, historiador, literato, autor alemán muy premiado:

“Siempre que un hombre se tome el derecho de sacrificar un animal por un fin, no sólo comete una injusticia, sino un crimen“.







Erasmo de Rotterdam (1465-1536),

humanista y escritor holandés:

Erasmo de Rotterdam contaba entre los locos de este mundo a “los furiosos de la caza, a los cuales no les importa nada más que la persecución de animales, y que creen sentir un placer increíble siempre que escuchan el eco repugnate de los cuernos de caza y el alarido de la presa. ¡Casi que supongo que en sus sentimientos los excrementos de los perros les parecen que huelen a canela! Y cuando prueban un pedazo de la carne del animal, se sienten como si prácticamente se hubieran vuelto de la nobleza. Mientras estas personas al cazar y devorar animales sólo logran su propia degeneración, creen sin embargo tener una vida principesca“.